sábado, 21 de octubre de 2017

Opinión: Respuesta crítica a artículo del Diario Sur (21.10.2017)




Cartas marcadas


HÉCTOR MUÑOZ. MÁLAGA


Respuesta crítica al artículo de opinión “Mártires del 155”, publicado en el Diario Sur de Málaga el 21 de octubre de 2017, firmado por José Antonio Trujillo.

Tan solo le falta lamentar la ausencia de tanques en Las Ramblas y en la plaza de Sant Jaume. En realidad, el articulista muestra tal decepción, si bien la viste con los naipes marcados de su propia baraja. Torpes piruetas retóricas, sorprendidas in fraganti por «todas las armas del Estado de Derecho». Es ahí cuando el lobo enseña la patita en nombre de «nuestro modelo de convivencia».




¿Cuál es ese modelo que, según el autor, hay que defender a toda costa? ¿Qué convivencia es aquella que desprecia la posibilidad de que Cataluña —y es de suponer que el resto de España también— acabe llorando a esas «víctimas inocentes» a las que el articulista concede —con inusitada frialdad— tan escaso crédito?

Periodistas y profesores de reconocida solvencia como León Gross o Agustín Rivera suelen incidir mucho en el Background del artículo de opinión, como el cuerpo de conocimiento que opera de fondo argumentativo. Sin este elemento la pieza periodística queda vacía de contenido o se convierte en un texto meramente propagandístico y dogmático, al servicio de determinados grupos e intereses.

Y este es el caso de la columna del señor Trujillo. Con cuatro o cinco muletillas más que gastadas por el discurso oficial y una construcción acaso ocurrente, consigue desandar 200 años de periodismo para situarse en aquella prensa doctrinaria, partidista y combativa de la primera mitad del siglo XIX, mucho más empeñada en la persuasión emocional que en la reflexión racional, y bastante más comprometida con la irresponsable arenga de las masas que con la firme vocación de mantener una cierta ecuanimidad analítica.

La mejor forma de no ensanchar esa fractura social a la que alude el artículo en cuestión es dejar de meter el dedito en la herida, sobre todo si es solo para quedar bien con un círculo de admiradores o para dar fe de este patrioterismo sobrevenido que solo alimenta el instinto de machacar a los catalanes. La patria, las patrias, son otra cosa.

Quien tiene la suerte, o el privilegio, de disponer de una ventana a la opinión pública, ha de saber que en las facultades siguen enseñando que el Periodismo tiene una gran responsabilidad social. Nada hay que objetar a la línea editorial de un medio cualquiera mientras cumpla con ese precepto. Pero una redacción seria debe supervisar las opiniones de sus colaboradores; si no, más pronto que tarde, muchas cabeceras no podrán diferenciarse de las redes sociales y morirán de pura inercia. Si algunas no lo han hecho ya.


Y en esta partida no valen ni las cartas marcadas.


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